VIVIMOS EN UN MUNDO SIN SENTIDO

¿Qué pensarían los grandes filósofos de la vida moderna si estuvieran entre nosotros? ¿Nos considerarían perdidos en un laberinto de superficialidad? ¿En qué nos hemos convertido? Es una pregunta que merece una pausa reflexiva.

En la era de la tecnología y el consumo desenfrenado, es fácil perder de vista el verdadero propósito de la existencia. ¿Es la vida actual una vida sin propósito? Después de planteármelo, mi respuesta es ambivalente... Depende.

Si consideramos que la satisfacción se encuentra en la adquisición de bienes materiales, estamos cayendo en la trampa del consumismo, alimentando el motor del capitalismo sin reflexionar sobre sus consecuencias. Pasamos demasiado tiempo entre cuatro paredes, inmersos en una realidad virtual que nos desconecta de la naturaleza y de nosotros mismos.

El propósito de la vida no se encuentra en el último modelo de teléfono móvil o en el infinite scroll, sino en las experiencias auténticas que la naturaleza nos ofrece. Te invito a dejar que el aburrimiento te envuelva y a adentrarte en una caminata por el bosque o a contemplar la inmensidad del mar.

Es hora de desmontar la mentira que nos han inculcado, la ilusión de que la fama o la riqueza son garantías de felicidad. No desees ser alguien que no eres, ni te pierdas en el interminable desplazamiento de contenido digital. Acepta tus limitaciones y tus habilidades con humildad y gratitud.

Una vida sencilla y serena, lejos del bullicio del consumismo desenfrenado, puede ofrecernos un propósito más auténtico y duradero. Encontrar la paz interior en lugar de perseguir constantemente una felicidad efímera puede ser la clave para redescubrir el significado perdido en un mundo que parece haberse olvidado de él.

Fotografía: Una mañana de abril